"Y me hice débil con los débiles, para ganar a los débiles. Me hice todo para todos, para ganar por lo menos a algunos, a cualquier precio. Y todo esto, por amor a la Buena Noticia..." 1Cor. 9, 22-23
Había entre los fariseos un hombre llamado Nicodemo, que era uno de los notables entre los judíos.
Fue de noche a ver a Jesús y le dijo: "Maestro, sabemos que tú has venido de parte de Dios para enseñar, porque nadie puede realizar los signos que tú haces, si Dios no está con él".
Jesús le respondió: "Te aseguro que el que no renace de lo alto no puede ver el Reino de Dios. "
Nicodemo le preguntó: "¿Cómo un hombre puede nacer cuando ya es viejo? ¿Acaso puede entrar por segunda vez en el seno de su madre y volver a nacer?".
Jesús le respondió: "Te aseguro que el que no nace del agua y del Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios.
Lo que nace de la carne es carne, lo que nace del Espíritu es espíritu.
No te extrañes de que te haya dicho: 'Ustedes tienen que renacer de lo alto'.
El viento sopla donde quiere: tú oyes su voz, pero no sabes de dónde viene ni adónde va. Lo mismo sucede con todo el que ha nacido del Espíritu".
Frase del dia
“Dios no te manda imposibles, sino que te manda a hacer lo que puedas y lo que no puedas se lo pidas a Él para que puedas"
"La Palabra “Amén” al final de cada oración proviene de un término hebreo que significa “es verdad”, “así es”. Es una afirmación tajante, que no deja dudas sobre su realidad. En el Antiguo Testamento se utilizaba para cerrar pronunciamientos doctrinales fundamentales; en el Nuevo Testamento, el Señor Jesús lo usa para denotar la autoridad de su enseñanza. Al final de las oraciones cristianas, “Amén” significa la aceptación del Plan de amor que Dios tiene para todos los hombres y especialmente para el que realiza la oración."